sábado, 19 de noviembre de 2011

Veinte veces NO

Nací en una Argentina donde la democracia era la excepción y no la regla.
Hasta los doce años solamente se lo podía decir a la maestra _"¿Puedo ir al baño?". Pero desde 1983 los vientos viraron sus soplos unos ciento ochenta grados y se comenzó a votar hasta el abanderado de la clase.
Crecí con Argentina intentando pagar la deuda externa y viendo como el FMI o el Club de París nos daban lecciones de economía.
Un día vi renunciar a un vicepresidente y al instante notar que las bolsas del mundo hacían crecer el riesgo país argentino en centenares de puntos por esa decisión política.
Siempre oí hablar de América Latina arrodillada, en malas condiciones económicas hasta que la primera década del Siglo XXI pareciera mostrar justamente lo opuesto. Lo único que lamentablemente jamás vi cambiar fue el olvido permanente al Continente Africano donde mucha gente muere de hambre o enfermedades que en otros lugares del mundo son ya trivialidades. Dios quiera algún día surja allí petróleo o mucha agua para que los interesados en "salvar al mundo" se acuerden de esos muchos millones que viven empujados hacia abajo por Europa y hacia el costado por América del Sur.
En la carrera de Derecho estudié -y pronto he de refrescar- los sistemas de Gobierno.
La crisis que azota por segunda vez en cien años a Estados Unidos de América se ha trasladado a Europa y de país pequeños avanza hacia los más grandes: España, Italia yacen ahora en el horizonte cercano.
Ha renunciado como si nada Berllusconi e Italia es un caos político pero, como los italianos son maestros en esos escenarios, todo marcha como la rutina de cada día.
Se vienen las elecciones en España. Lo que iba ser en calor, para Abril o Mayo, se ha adelantado al frío del 20 de Noviembre y se lo ha denominado el 20 N. Sea cual fuere el resultado (que a la vista de las encuestas parece sellado a favor del PP) lo vital será que se respete la democracia como institución por encima de todo.
Llegando a mitad del Siglo XX hemos visto guerras civiles, fascismos, nacismos. En la segunda mitad muchas dictaduras, muertes, persecuciones y otras calamidades.
Ruego a Dios que ilumine la mente de los dirigentes de turno y que, luchando por salir de una crisis económica que pinta con llegar a ser global, no caigan en viejas recetas que tan mal le han hecho al mundo.
Winston Churchill dijo que la democracia era un sistema muy imperfecto pero el mejor que disponían las sociedades civilizadas. Que no se olvide eso en ningún sector de la Tierra.
Hace pocos años, estando de vacaciones con mi esposa en el Norte de Brasil, vi por la televisión hablar al por entonces presidente Ignacio Lula Da Silva. Ante un conflicto entre poderes y estados le preguntaron que intervención tomaría él como mandatario, a lo que él sin titubear respondió que la Constitución de la República Federativa del Brasil no le permitía al Presidente intervenir en ese tema. Tiempo después, con un índice de popularidad del 80%, no pensó en intentar reformar la Constitución para obtener un tercer mandato.
Por todo ésto ¡veinte veces no a salir de las crisis con tiranías! Que sea por medio del voto y que quien gane respete también a las minorías; las que a su vez, se dignen a desarrollar un rol constructivo que la democracia les concede.
Hoy Lula pelea por su vida pero, más que haber erguido a Brasil económicamente, ha dado un legado majestuoso a sus sucesores y a los mandatarios del mundo: respetar la Constitución como ley fundamental y pilar legal de toda democracia.