lunes, 4 de abril de 2011

Homenaje a Jacinto Faustino Velázquez

Al abrir hoy el periódico me recuerda que mañana, martes 5 de Abril, se cumplen cuatro años de la absurda muerte del maestro neuquino Carlos Fuentealba.
Tras retornar a mi computadora comienzo a buscar datos de él y de la poesía que tan generosamente me regalara, junto a un libro de su autoría, el escritor y poeta Jacinto Faustino Velázquez. Y al profundizar en el tema vengo a enterarme de la muerte de ese poco reconocido pero maravilloso escritor.
Tenía 63 años y desgraciadamente falleció en un accidente automovilístico el sábado 22 de Enero de 2011. Oriundo de una pequeña ciudad santiagueña llamada Selva que linda con su par Santafesina de Ceres, las cuales tuve el placer de conocer y disfrutar de la cordialidad de su gente.
“Siesta adentro” y “Selva, terror, sudor y espiga”, fueron sus primeros libros. También grabó un CD que se tituló “Canciones y poemas con amigos”, donde participan músicos de renombre local, provincial y nacional.
Lamentablemente a él no lo pude conocer en persona (creo que estaba en otra ciudad trabajando por ese entonces) pero tuvo la inmensa generosidad de mandarme su "Siesta adentro" dedicado con sus poemas el cual se lo agradecí por correo electrónico. Paso a escribir la hermosa dedicatoria que me regalara:
"Al maestro del juego ciencia, Alejo de Dovitiis, con todo respeto le dedico estas páginas, que tienen el calor de una tierra esperanzada, donde el capital más grande es la puerta abierta de un hogar y lo más bello lo encontrará en los ojos changuitos santiagueños". Firma de Jacinto Velázquez, 11/11/07, Selva (Santiago del Estero).
Aunque mañana publicaré su poema sobre el asesinado maestro neuquino hoy, humildemente, quiero rendirle a Jacinto mi homenaje con dos de sus maravillosos poemas:

Panaderito

Un caliente viento norte
te trajo hasta mi pecho,
con infinito cuidado
y las puntas de mis dedos,
te levanté suavemente
y te pedí tres deseos.

Con la palma de la mano
apuntando hacia el cielo.
Soplé para ayudarte
y vos emprendiste el vuelo,
llevándote por el aire
mis pedidos y mis sueños.

Me quedé mirándote
envuelto en total silencio,
como acompañando tu viaje
por un secreto sendero,
y en alas de viento norte
te fuiste perdiendo lejos.

Cuando ya no te vi más,
volví otra vez a mis juegos,
aquellos que se quedaron
en la distancia y el tiempo,
y hoy hacen que te pregunte
¿Qué se hicieron panadero?

¿Qué habrá sido de tu viaje?
¿Qué fue de los tres deseos?
¿Adónde fueron los niños
Que compartían mis juegos?
¿Cómo estará aquel patio
que guardó tantos secretos?

Panaderito si un día
te encontrara en mi sendero,
otra tez te ayudaría
para que sigas tu vuelo,
pero pidiéndote la gracia
que se cumpla un deseo,
el de volver a ser niño
pero niño un día entero.


Canto a la escuela (homenaje a la vieja escuela n°79 Fernando Bravo de Selva)

¡Qué sola quedó tu sombra!
¡Qué triste quedó tu patio!
ya no te alegran los niños
escuela Fernando Bravo.

¿Habrá llorado tu aljibe?
cuando se fueron los pájaros,
porque al ver que nadie jugaba
ellos también emigraron.

Hoy recuerdo tu campana
en las mañanas de invierno,
que nos llegaba lejana
como un eco lastimero.

¿Qué fue de aquella mano?
que señala caminos,
con el paso de los años
sus arrugas imagino.

Un día se fue la infancia
para alegrar otro patio,
y el tuyo se quedó mustio,
como de tallos cortados.

Ya no pica la pelota
tampoco se forman rondas,
el tejo quedó olvidado
y no se salta la soga.

¡Cuánta infancia feliz!
que correteó por tu patio,
y hoy te dejaron sola
como un retrato olvidado.

Después de Dios estás tú
como signo de pureza,
recibe mi humilde canto
en honor a tu grandeza.

Hoy hicieron otra nueva
y vos quedaste de lado,
pero siempre estás presente
Escuela Fernando Bravo.

Miro al Cielo, estimado Jacinto, y te agradezco tu humildad y tu talento que ojalá nos contagie.

Alejo de Dovitiis © 2011


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